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Un día te despiertas y Dios te dice: “quiero que me entregues lo que más amas”. Hasta ese momento todo iba bien, estabas en tu salsa, pero esta petición de parte de Dios llega a tu vida, y el entregar ese sueño, ese trabajo, una relación, se volvió un completo sacrificio. Has dudado tanto y hasta pensaste que tal vez esa petición no podría venir del cielo.

La mayor parte del tiempo nos limitamos a observar la creación -naturaleza-, o hablamos de ella, como una expresión tangible del perfecto poder de Dios. ¿Qué pensarías si te digo que una montaña o un ave pueden enseñarnos, e incluso, ser un gran ejemplo de lo que es tener una relación con Dios? El Salmo 104 relata cómo, desde el principio, Dios se encargó de guiar, establecer límites, examinar y gobernar con amor Su creación, y ésta se limitaba a obedecer

¿Cuántas veces no hemos pensado que las cosas no están saliendo como deseamos? Solemos ponernos metas y altas expectativas personales que, al momento de fijar fecha, nos damos cuenta que las cosas no han pasado tal y como lo hemos planeado. Uno de mis pasajes favoritos de toda la Biblia es Juan 11. Aquí se narra la historia de dos amigas de Jesús: Martha y María. Ellas le piden al maestro que vaya a verlas porque su hermano Lázaro está muy